miércoles, 24 de febrero de 2010

Fanguejant


Tras semanas de no subir nada por aquí, hoy me decido.

...pero dejando aparcados, por unos momentos, mis queridos bodegones. Que tenerlos, los tengo, y más que tendré... amenazo.


El otro día decidí acercarme por ese paraje incomparable que los valencianos tenemos la suerte de tener a tiro de piedra de la capital:

la Albufera y sus inmediaciones.

Lo hice a sabiendas de que, como este año las lluvias han sido persistentes en cantidad y en tiempo, una actividad que anualmente repiten los arroceros a mediados del mes de Enero, se ha ido retrasando..., hasta estas fechas.

La "Fanguejà" se llama, que viene a querer decir algo parecido a "la agitación del barro". Desde mitad de Enero, los arroceros han inundado sus campos con el agua de las acequias del Júcar. Tras un breve periodo, las malas hierbas que han proliferado sobre el terreno son removidas y arrancadas mediante esta actividad, que se facilita gracias a ese fango formado, empleando para ello tractores equipados con unas enormes y extrañas ruedas traseras a las que se les da el nombre de "jaulas".

Los tractores en constantes pasadas van, por supuesto, arrancando toda esa vegetación sumergida, y al remover de manera eficaz el terreno, hacen aflorar, y dejan al descubierto, infinidad de pequeños invertebrados, insectos, moluscos y anfibios que caen presa de los centenares de aves que, con insaciable gula y frenética agitación, se abalanzan a pocos centímetros de las jaulas a recogerlos, desorientados, asustados o malheridos.

El festín es colosal. La abundancia atrae a centenares, si no a miles de enajenadas aves: gaviotas de varias especies, fumareles, garcillas, garcetas..., es el vocerío estridente y el revuelo constante, el cielo salpicado aquí y allá de bandadas enteras que bailan al son que los tractores van marcando, de un lado a otro por todos los campos, centenares son las que vuelan en caóticos rumbos entrecruzados...
Ora se alzan al unísono al amenazarlas el paso de las enormes máquinas, ora caen con voracidad enloquecida sobre sus desprevenidas víctimas, disputando con sus formidables picos por el mejor de los bocados...
El espectáculo está servido... y es gratuito...

Pasé más allá de un par de horas plantado en la divisoria de varios de estos campos, con dos tractores trabajando a izquierda y derecha. Fueron cientos las fotos que me traje, todas iguales, todas disparadas casi con la misma y voraz fruición con la que aquellas aves magníficas se entregaban al festín, en su ineludible lucha en pos de su propia supervivencia.

NOTA: Para evitar malentendidos: esta foto es un montaje de otras cuatro, todas hechas, eso sí, el mismo día. El montaje me pareció oportuno, no tuve la suerte de que todos los elementos se ordenaran al azar en el mismo instante y en ese preciso sitio, pero sí que lo hicieron en otros instantes, por lo que me he tomado la licencia de unirlos. Al fin y al cabo, las cuatro fotos son de un servido y del mismo día, a saber:
1.- El tractor y algunas de las gaviotas del fondo.
2.- Otra serie de gaviotas volando unos pocos metros por encima de las primeras.
3.- La gaviota que aparece viniendo de cara al objetivo.
4.- La gaviota de primer plano. En realidad, el elemento más "impostado" de todos.
Esta gaviota volaba algo más alta que las demás, pero en el montaje la he situado donde me ha parecido que mejor recogía la esencia de esos momentos.
Por lo demás, como siempre, ver mejor un poco más grande.