lunes, 5 de julio de 2010

Cuando las palomas eran bonitas...


Uno de los pocos "robados" que suelo pillar muy de vez en cuando.

El tratamiento me ayuda a teñir la foto de algo casi onírico, perteneciente desde luego a un pasado en mi vida, cuando fui niño, cuando corría como todos entre palomas, gozando al sentir que las espantabas pasando entre ellas, y gozando también cuando tu padre compraba una bolsita de comida y tu eras una especie de domador mágico, con aquel montón de palomas en tu cabeza, en tus brazos y sobre tu mano, comiendo dócil y alocadamente en la palma de tu mano...

Por desgracia, la vida no tiene mucho que ver con eso, y cuando las palomas son casi tus enemigas cada vez que manchan tu coche, te acuerdas de aquel tiempo, y lamentas que la vida tenga en crecer una de sus peores consecuencias: el mundo pierde casi todo lo que lo convierte en maravilloso.