domingo, 8 de abril de 2012

On the beach


Ahi delante del cielo y de la mar, y con el viento de tierra soplando desde poniente, sólo el azul y la nube, sólo la ola y su espuma, sólo el viento silbando en los oídos.... Entorno mis ojos y respiro arena, salitre y agua...

De pie, a duras penas inmóvil, luchando contra el empuje de ese aire embrabecido, ajusto la cámara en manual y fijo un ISO 100, la luz no es un problema. Cierro a f11 porque quiero ver todo con la nitidez hiriente de esa tarde en la playa. Con la medición puntual, dirijo el centro del visor hacia el blanco de la nube, y fuerzo una sobreexposición de 1 EV completo, a sabiendas de que el procesado del RAW me permitirá aumentar el rango desde el profundo azul del Mediterráneo, hasta el blanco puro del vapor de agua de los alto-cúmulos.
Aprieto la 500 contra mi cara, aguanto firme mis muñecas, aumento la presión en la base del zoom y acaricio suave el botón disparador.
En un doscientosavo de segundo, toda el agua, toda la espuma, todo el cielo y las nubes, y el viento rizando la ola, se cuelan por el objetivo y se hace la luz en el CMOS. 
Al llegar a casa, revelo el archivo y revivo el momento.

Apenas como esos granos de la arena que golpeaban mi cara, acaso como esas gotas que elevaba el viento de poniente en la playa mediterránea, ni tan sólo como las gotas que en el aire formaban aquellas nubes... en el infinito espacio del universo que nos rodea, del que formamos parte, todas esas cosas son más fuertes que yo..., pero esa tarde, por un momento, una cámara me hizo feliz, tan sólo por una fracción de segundo.