En mi memoria, notas de Morricone llenan el silencio de un polvoriento y rojizo paisaje en mitad del oeste americano (almeriense)... Una alocada secuencia de planos y contraplanos en un terrible duelo... Plano abierto, plano general, primer plano, medio cuerpo, primerísimo primer plano, primer plano de nuevo, y de nuevo un plano cerrado de ojos, cejas y gotas de sudor...
Ajusto la exposición de la cámara para conservar el negro profundo, y mientras suena el último disparo y el malo cae abatido, caigo yo en la cuenta de que no es el gran Clint...
Sí, es un gigante, de la procesión del Corpus de Valencia.