martes, 30 de mayo de 2017

Jirones al viento


Acabando mayo estamos.

Me llaman la atención estos jirones al viento. 
Siempre, los retales de plásticos enganchados me empujan a dedicarles al menos una fugaz mirada.

Quién sabe de qué obra se han fugado. Qué terraza o invernadero o cobertizo han abandonado para siempre en una huida ahora ya truncada.

Su movimiento
 me recuerda al de las llamas de una hoguera.
Bailan al ritmo de melodías inaudibles,
se agitan en perpetua lucha por una libertad imposible
mientras nos regalan jugando formas
audaces e impredecibles,
volúmenes cambiantes
y curvas sensuales.

El árbol sobre el que prisioneros,
pugnaban impetuosos estos retazos,
se mantuvo firme en su delgadez, y elegante y sobrio
en su desnudez.

Los vaivenes que a veces da la vida, tienen algo de jirones, enganchados en desnudas ramas de delgadas esperanzas.

Ha pasado medio año casi. Continúo buscando un sueño que aún está por soñar.