viernes, 2 de marzo de 2018

Mi memoria





      El otro día pensaba yo en lo que sucede con la memoria del fotógrafo, pero no del famoso, no del maestro, no del creador de imágenes inmortales, de  iconos del arte y de la fotografía de todos los tiempos. No, no en ese.
Pensaba en el fotógrafo pasional, apasionado, aficionado u ocasional, familiar o retratista, fotógrafo de estrellas, de noches o de paisajes, de lugares cercanos o remotos que madruga, que viaja sólo en vacaciones o a lo peor, sólo los domingos. O que callejea cámara en mano, quizás, por no tener nada mejor que hacer.

Pensaba en las fotos que hago de los míos. De mi esposa. De ella con su madre. De mi madre. De mis hijos. De mis hijos con su madre y con mi madre y con la madre de la madre de su madre... Y si no te has perdido entre mil madres, es que lees con atención y cariño, el mismo que pongo yo ahora mientras pienso en que yo mismo... ¿dónde me encontrarán, cuando mis hijos y los hijos de mis hijos miren estas fotos que hizo su padre? Y no sólo estas, sino todas las que hago cuando callejeo porque no tengo nada mejor que hacer. Cuando compongo bodegones que sólo a mí me entretienen y que pocos más mirarán, o no, alguna vez.

Pero yo sí sé donde estaba. Siempre, en todas y cada una de esas fotos, estaba donde tenía que estar, en el único sitio que hizo posible esa foto, estaba tras la cámara, y me verá quien sepa ver que esas imágenes, antes que en los suyos, estuvieron en mis propios ojos. Que yo las vi y creé y recreé para que en un futuro que nunca existe cuando aprietas el obturador, en ese tiempo por construir, yo mismo esté también allí, detrás de la cámara que tomó esa foto.

Pensaba yo en que el fotógrafo, cualquier fotógrafo aficionado a fotografiar, cualquier persona que se abandona de vez en cuando al vicio de tomar fotografías, pero apasionado de y por la fotografía, por sus fotografías, hacedor de imágenes y de recuerdos, creador de memoria por definición,  quizá consiga de manera cruel hacer que la suya propia se pierda.

A partir de ahora, cuando mires una foto, piensa siempre en que hubo alguien detrás de la cámara con quien compartes ahora mismo aquella su propia mirada y que, si te giras de pronto, hasta puede que le veas...