miércoles, 12 de septiembre de 2012

Un punto de inflexión


El título de hoy no es ni más ni menos que una forma de transitar hacia otros estados del espíritu.
Del mío, claro está.

Y es que no ando por terrenos especialmente jocosos en mi ahora mismo, y tanto es así, que necesito para dejar de ver a  mi ángel y conservar su estela, al menos, en una entrada más, algo de color verde esperanza, que bien podría haber sido también el título que acompañase a esta imagen.

El jazminero que ella riega, en el balcón de mi vacacionante vecina, luce exultante de flores y aromas, y el vigor convierte en verde el tramo de pared que separa (o une) ambas barandillas. Situar la delicada flor ante una mancha de luz y buscar el marco adecuado a escasos centímetros de ella, y dejar actuar el diafragma del cristal que usé, eso fue todo.

La esperanza es lo último que se pierde, y no sé si es porque Pandora cerró la caja a tiempo, o porque la vida sería insoportable si no fuera por ese acto reflejo de la susodicha.
El caso es que sirva este color para ir despidiendo al verano y dar paso a un otoño, no ya esperanzado o esperanzante, pero si al menos distinto en algo a lo que venía siendo el cotidiano día a día.

1 comentario:

amparo puig dijo...

muy bueno. ¿me va a permitir el comentario?