jueves, 15 de mayo de 2014

Empujar o arrastrar



Persigo la luz entre callejuelas del centro. A esa hora de la mañana todavía no se ha inundado el cielo del reflejo del sol y la luz es dura, cae abrupta y bruscamente cincelando edificios y fachadas sobre la ciudad, cruda y despiadada, desbocada y sin demasiados miramientos. Esculpe de un martillazo todo lo que golpea, incluyendo el rostro de este hombre al que seguí y esperé con mi objetivo en su camino hacia la mancha de luz sobre el asfalto.
Al pasar frente a esta callejuela le vi empujando su carrito de la compra. Para mí que lo empujaba más como quien sujeta un bastón, que como quien va o viene de la compra. Estaba claro que tenía una edad más que madura, pero lo peor no eran sus años, lo importante eran los problemas en su aparato locomotor. Se impulsaba dando pequeñas y compulsivas sacudidas a sus deficientes piernas, y tras cada una aprovechaba para en un corto pero decidido movimiento, empujar unos cuantos centímetros su carrito de la compra, vacío diría yo. Lo empujaba lo suficiente como para hacer avanzar su cuerpo acto seguido, justo esos poquitos y necesarios centímetros de más.

El hombre y su cadencia casi robótica, su movimiento de mecanismo dañado, de juguete a punto de romperse, de pobre lisiado que se las apañaba para continuar con una vida lo más normal posible, me ha hecho reflexionar esta mañana, mientras buscaba un rayo de luz y la potente diagonal sobre el sensor de mi cámara…

¿Empujar o arrastrar?
Empujar siempre hacia adelante, al paso de la vida, al ritmo del camino que tenemos siempre por recorrer… O arrastrar, o aún peor, arrastrarse…

Quien empuja manifiesta una actitud resolutiva, decidida, un avance de signo positivo y declarado, ejerciendo una fuerza a favor de las cosas. Quien arrastra tira de ellas, se empecina en dotar a algo de un movimiento que, lo que sea que se arrastre, se empeña en no seguir y que por tanto resulta contrario a nuestro propio paso. La cosa arrastrada parece seguirle, pero en todo caso, no acompañarle…

Es una metáfora quizá compleja de imaginar, y por supuesto que son movimientos semejantes, parecidos sin duda, no sé si opuestos, tampoco creo que sean antagónicos… Pero según cómo se imagine la situación, la cosa da que pensar si empujamos o arrastramos, si dejamos que nos empujen o nos dejamos arrastrar, si vamos delante, ajenos a lo que se acumula a nuestra espalda, o mantenemos la mirada puesta en el rumbo de avance, ojo avizor y pendientes de la carga que vigilamos sin perderla nunca de vista…

¿Empujas o arrastras?



No hay comentarios: