sábado, 13 de junio de 2015

Tarde de viernes

Salen del colegio y ni el día y su ocaso vence sus ganas de olvidar a toda prisa a libros y maestros.
La chiquillería explota de júbilo y ocio, mientras las sombras van ganando la batalla al sol, y este exprime sus últimos recursos. Con fuerza y vehemencia se estrella contra los cristales del edifico de oficinas y mi cámara,  apuntando hacia las sombras del paseo, encuentra inesperadamente un fugaz contraluz. Es curioso, con el sol tras de mí y a la derecha... Cosas de la física, del urbanismo, y de la casualidad de estar en ese ahí y en ese ahora.
La tarde se escapa regalando estrellas a quien quiere encontrarlas.

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