lunes, 31 de marzo de 2014

La primavera...

...a mí me da igual.
Los besos son los besos y la primavera no deja de ser una estación del año más. Vale que es la estación donde la vida explota, y todo se llena de hormonas, feromonas, paradas nupciales, efluvios amorosos por doquier, y un largo acerbo de expresiones en torno a lo sensual y lo fecundo de la tierra y sus pobladores.
Personalmente, no espero de la primavera nada especial, ni que haga nada especial conmigo y con mi libido. Soy de naturaleza marcadamete carnal, y qué queréis que os diga, los gusanos me esperan a la vuelta de cualquier esquina, así que no me apetece ir reservandome cachitos para ellos.
Vaya, que si me apetece darle un beso a mi compañera de turno (bueno, la única que tengo...) pues se lo doy y punto. 
Aunque..., ahora que lo pienso, lo cierto es que acabo de decir una solemne tontería, porque todo dependerá en el fondo, de lo que le apetezca a ella... 
Ay, mis queridos futuros gusanos, que os vais a poner las botas...

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