jueves, 29 de diciembre de 2016

Espuma, viento y frio.

Espuma blanca. Viento y frío. Día de temporal en la costa. Desapacible. Y la mar, poderosa y terrible, temible y magnífica, me recuerda en su embate constante el poder de la vida y de la muerte. Se me va otro año y en la familia, otra alma nos deja para siempre. Las lágrimas afloran, algo adentro remueve el espíritu que se desborda con sabor salado. El cielo y las nubes iluminando a contraluz y arrancando destellos de plata a mi mar de siempre. Las olas y su gris oscuridad. Desde la orilla, embozado en mi abrigo, con mi gorro calado y mi bufanda y casi tiritando, acierto a tomar unas fotos mientras el agua en suspensión salta de entre la espuma del mar y empaña mi objetivo. Doy la sesión por concluida tras llevarme algo de su furia, algo de su vida, y algo de su muerte.

(In Memoriam Tía Rosita)

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