miércoles, 16 de septiembre de 2009

La soledad del desempleado.


Este verano he podido hacer muchas fotos. No sé si eso es algo bueno. De hecho creo que no.
¿Es porque he perdido mi puesto de trabajo? Bueno, el tener tiempo me ha ayudado.
He estado en sitios en los que nunca había estado antes: Salamanca es uno de ellos, lugar de donde hoy recupero esta imagen, triste y original..., otro día puede que ponga aquí mi interpretación del esplendor del gótico salmantino..., otro día.

Esta foto la hice impresionado por la soledad de ese rostro de piedra.

No sé quién lo esculpió, ni para qué. Cuál era su destino, dónde lució, qué pudo hacer mientras estuvo en su sitio.... está claro que el suelo y la pared en la que ahora se apoya lo denigran bastante. Está desubicado, aunque no fuera de contexto.
Me veo en ese rostro: en un contexto como el actual, en el que encajo a la perfección como desempleado, no encuentro, sin embargo, mi sitio. Eso me tiene totalmente desorientado.

Me impresionó, decía, su soledad, su abandono. Su estar ahí como estando en ningún sitio, habiendo estado en tantos...

Hice esta foto con una velocidad baja, sin flash y sin trípode. Demasiadas carencias.





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